sábado, 7 de febrero de 2009

ES SOLO CUESTIÓN DE TIEMPO


Vivimos tiempos de cambio a nadie se le escapa. Sin embargo, la línea que separa los cambios controlados, de aquellos que por contra se desarrollan de manera alejada de cualquier atisbo de control, es cada vez más difusa. Ese tipo de cambio tiene un nombre, crisis, y muchos compañeros de viaje, caos, miedo, paro, insolvencia.


A nadie se le escapa que los cambios de por sí no son beneficiosos ni perjudiciales, sino que, generalmente es la actitud que frente a los mismos se toma la que determina la posición en la que el individuo quedará enclavado respecto de los mismos. Así, una vez más, a problemas sociales, hemos de aportar soluciones individuales.


Esa es precisamente de lo que se valen la estructuras del cambio para pasar desapercibidas en tanto que se van asentando. Precisamente en el hecho de responder a pautas del todo novedosas, que las hacen invisibles al análisis social, ya que éste necesariamente ha de llevarse a cabo bajo el calidoscopio de fórmulas preexistentes, que resultan del todo inútiles a la hora de enfrentarse a realidades o pensamientos totalmente innovadores. Es entonces en definitiva cuando la Sociedad, y con ella su máxima creadora de estructuras, la Moral, se vienen abajo, derrotadas en todas sus líneas por una nueva corriente cuyo fin, el cambio, esa extraña necesidad de ir siempre hacia adelante y corriendo, se confunde con los medios. En ese momento es cuando el Animal Social deserta de su realidad. La Sociedad se convierte en inútil para asimilar sus propias creaciones, y la criatura adquiere consciencia de sí mismo. La Ética supera a la Moral. El Animal Social ha sido superado.


Algunos querrán ver aquí el último por definitivo estado de evolución del hombre que predio el filósofo alemán. Sin embargo esta será una de tantas interpretaciones malintencionadas, que no por ello menos manipulada de las que se han hecho del SUPERHOMBRE pronosticado por el genial pensador. Nietszche pronostica un hombre individualmente competente, esto es, que no necesita ,en la más amplia acepción del término, de sus semejantes; más que nada porque en estos términos de individualidad no hay semejantes en tanto que la comparación es un ejercicio impensable.

Por contra la individualidad que aquí se promulga es una individualidad manipulada, tergiversada. El individuo está amañado, pervertido, castrado en lo más intimo de su ser, en tanto que sus principios, su profundidad y su esencia; su instinto en una palabra, aparece mancillado por una capa ligera pero continua, cuyo peso resulta a la larga insoportable por sí mismo, al tener que utilizar para ello la Ética, que es la única fuente de traducción que conoce, y que en este caso concreto y a la larga, se volverá íntimamente contra su portador y dominador.


Así, tanto la Ética, como el individuo que le aporta su sentido de existencia, no es que sean superados, es que son definitivamente engañados al convencerles mediante trucos y ardides de que su existencia no es necesaria. La Sociedad inunda al individuo. El Animal Social se convierte en la única definición aceptable, y la Moral diluye en su ser a la Ética. El mal está hecho. El individuo ya no es en sí mismo, sino que sólo es en relación a la posición que ocupa respecto de los demás. La perspectiva supera en importancia al objeto al que en principio hace referencia. La Realidad ha perdido la partida. El Hombre es sustituido por su percepción de la realidad. Ya nada es en sí mismo, sino que adquiere su rango de existencia respecto de su comparación con otra realidades que le supera en la escala.


Surge así la pregunta: ¿Quién controla la ÚLTIMA REALIDAD.?


Luis Jonás VEGAS VELASCO.


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